En su altillo se encerraba
con sus lienzos y colores
sus pinceles y acuarelas
y una copa de coñac
su música siempre suave
era musa inspiradora
de la mujer que pintaba
sin poderla terminar
Habían pasado meses
de retoques y detalles
de luces, nuevos contrastes
y facetas que agregar
se alejaba y se acercaba
observando siempre el rostro
como quien busca un susurro
de una mujer de verdad
En cada sorbo pensaba
y le hacia algún retoque
y al extasiarse en sus manos
un cintillo coloco
mas tarde beso sus labios
y acaricio sus mejillas
diciendo con voz muy tenue
tu Amor…no me abandono!!!
Noemí Bianchi
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