Cuando llegaba a su casa, como siempre, cada noche
el silencio la envolvía dando frío a su existir
ella llenaba sus horas, trabajando todo el día
sabiendo que estando lejos, olvidaba su sufrir…
Podía buscar mil cosas, para no sentirse “sola”
una cena con amigas, un buen cine, un viejo Bar
una larga caminata, cerca del río en la noche
o algún libro que la aleje, de su larga soledad…
Sin embargo, cada noche, ella volvía a su casa
después de una ducha tibia, se acostaba en su sofá
se permitía nombrarlo, como si aun estuviera
mirando el sillón de cuero, donde se solía sentar…
Jamás dejo de quererlo, ni se propuso olvidarlo
vivía de los recuerdos, y del beso del Adiós
cumplió siempre su palabra, sin papeles de por medio
juro amarlo y aunque lejos,ella amaba por los dos…
Noemí Bianchi
1 comentario:
que triste.... por más que uno haga lo posible por distraerse para borrar los recuerdos, siempres llegan solo, en un segundo aparecen sin avisar... muy lindo
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